31 julio 2006

El Hombre y la Tierra

Una sintonía inconfundible....una voz particular....una serie inigualable...





Espero que os traiga buenos recuerdos esta melodía...La de veces que la hemos cantado en el campo! Jejeje, esta es del DVD del Lince.

Saludosa tod@s

20 julio 2006

Libro Rojo de las Aves de España



Gracias a la SEO (y a Bubo, quien ha difundido este mensaje) se puede descargar en .pdf
c-o-m-p-l-e-t-i-t-o el Libro Rojo de las Aves de España, que clasifica a las especies de aves que utilizan el territorio español (reproducción, invernada, paso migratorio, etc.) en función de su probabilidad de extinción en un período de tiempo dado. Es curioso que se partiera de una lista de 205 taxones (177 especies y 23 subespecies) que representan poco más del 50% de la avifauna española, y que de éstos, finalmente se hayan evaluado 175 taxones obteniéndose que una de cada cuatro especies está amenazada.

Para descargarte el Libro Rojo presiona este enlace:

Sin más, espero que os haya sido de ayuda.

Saludos!

Y otro diseño por aquí...

Bueno, este no es muy bueno pero tenía que meter una gran imperial en los diseños. Y aquí está.



Mientras que no os riais mucho de los diseños, todo bien!

Por cierto, todos, todos, son mios, obra y gracia de la imaginación y de algún tutorial, jejeje.


Saludetes!

19 julio 2006

Evolución

Estoy ya aprendiendo a meter vídeos y todo...Este es sobre evolución:




Me ha parecido muy gracioso el cómo se ve la evolución. Pero no es este el tipo de evolución real, al menos no la idea gradualista, claro...Espero que os guste!!

Saludos

18 julio 2006

Mi diseño...

El espejo de la Isla de Pascua


“La famosa isla de Pascua o Rapa Nui, la isla de los moais, gigantescas y misteriosas estatuas de piedra con rostro humano levantadas frente al mar, ha sido presentada alguna vez como un pequeño espejo donde todos los habitantes del planeta deberíamos mirarnos y reflexionar. Razones hay para ello.

Pascua es una isla perdida en mitad del océano Pacífico. Está situada a más de tres mil kilómetros hacia el oeste de la costa de Chile, y a dos mil hacia el este de la isla más poblada más cercana, perteneciente al archipiélago de Pitcairn, que tampoco es nada del otro mundo. [...] Por buenas que sean las condiciones de visibilidad, desde lo alto del volcán Terevaka, la cumbre más alta de la isla, uno sólo puede ver el mar infinito a su alrededor. Tal vez por eso, los isleños llamaban también a su tierra Te Henua, el centro o el ombligo del mundo. Rapa Nui, Te Henua, apenas mide 118 kilómetros cuadrados, algo más que la isla de Formentera. Durante mucho tiempo se ignoró la existencia de Rapa Nui, aunque quizá desde el siglo V de nuestra era estaba poblada por los descendientes de un pequeño grupo de viajeros polinesios. No sabemos con exactitud de dónde habían partido aquellos intrépidos marinos. [...] Los primeros pascuenses estaban, por lo tanto, solos y tan lejos de todo como lo estaba su nueva patria, y dependían para vivir de los limitados recursos que ésta les proporcionaba y de la manera en que ellos supieran gestionarlos y administrarlos.

Los pobladores humanos originales encontraron una isla de Pascua salpicada de bosques y adornada por las colonias de cría de más de una veintena de especies de aves marians. Además, aquellos primeros viajeros (o, según algunas teorías, ellos y algunos otros, que llegaron poco después) transportaban en sus canoas, conscientemente, al menos gallinas, boniatos y tal vez caña de azúcar (sin querer introdujeron ratas asiáticas). Con aquellos recursos a su disposición, tenían más que suficiente para comenzar a crecer demográficamente, social y políticamente. Y lo hicieron. Llegaron a ser, probablemente, más de diez mil almas (veinte mil según otras estimaciones) y los seiscientos enormes monolitos de piedra con rostro humano, levantados frente al océano sobre unas no menos gigantescas plataformas o ahus, revelan bien a las claras tanto la existencia de una compleja organización social cono la de un importante entramado cultural y religioso y una enorme y cohesionada fuerza de trabajo. Sin embargo, lo estaban haciendo a costa de abusar de los recursos naturales, siguiendo un modelo de desarrollo que hoy llamaríamos insostenible.

Cortaban los árboles para fabricar barcas con las que pescar, para hacer casas, para usar la madera como combustible y también, sin duda, para emplear los troncos como rodillos sobre los que arrastrar los enormes moais, de más de 20 toneladas de peso, y transportarlos de las canteras a la costa. Sobrexplotaban las colonias de aves marinas, hasta el extremo de que Rapa Nui ha conservado solamente tres de la veintena de especies que anidaban allí originalmente. Uno puede imaginarse a algunos habitantes del “ombligo del mundo”, encerrados en su pequeña parcela, muy preocupados por lo que podría ocurrir cuando no quedaran árboles, cuando ya no hubiera pájaros. Pero su preocupación, que sin duda existió, no fue suficiente para evitar que el temido agotamiento de los recursos sobreviniera. Una vez que Rapa Nui fue deforestada, no pudieron fabricarse nuevos botes de pesca, se acabó el transporte de moais, terminaron las casas de madera...

Como consecuencia de todo ello, allá por el siglo XVI, la sociedad y la cultura pascuenses comenzaron a colapsarse. La organización y cohesión anteriores dieron paso a una creciente tribalización, y las guerras por los escasos recursos entre los distintos clanes (los Orejas largas y los Orejas cortas, que acabarían imponiéndose) se hicieron inevitables. Cuando los europeos llegaron por primera vez a la ya desarbolada isla, el domingo de Pascua de 1722, se encontraron con unas gentes tranquilas que vivían del cultivo intensivo de sus huertos, y también, un poquito, de los escasos recursos que proporcionaba el mar. Los holandeses supieron de las sangrientas batallas, así como de muchos moais derribados en las guerras territoriales entre clanes. La siguiente expedición, española, arribó en 1770. Muchos isleños, por entonces, vivían en cuevas y estaban desnudos. El famoso capitán Cook llegó cuatro años más tarde, y descubrió, atónito, unos cientos o tal vez unos pocos millares de escuálidos indígenas que peleaban entre sí continuamente y eran caníbales, quizá porque necesitaban proteínas para sobrevivir. Su desculturización era tan grande que ni uno solo de entre ellos supo explicar qué significaban los moais, quién los había erigido o cómo habían podido hacerlo.

La interpretación más razonable, de las escasas observaciones sobre la sociedad pascuense llevadas a cabo a lo largo del siglo XVIII es que Rapa Nui estaba envuelta, desde algún tiempo atrás, en una crisis de escasez de recursos de la que no podía escapar sin episodios periódicos de lucha, muertes, canibalismo y hambrunas. Se había llegado demasiado lejos en los índices de población y consumo y la isla no producía lo suficiente.

Resulta difícil evitar la comparación entre Rapa Nui y nuestro planeta Tierra. A modo de pascuenses, los habitantes del mundo estamos encerrados en una pequeña isla perdida en el firmamento, lejos de todo. Como ellos, hemos pensado durante siglos que la Tierra, nuestra isla, era Te Henua, el centro, el ombligo del universo. También, como debieron imaginar ellos durante siglos, hemos considerado a lo largo de milenios que nuestro destino era dominar la ubérrima naturaleza, someterla y usarla. Como sin duda les ocurrió a los isleños más tarde, hemos llegado a darnos cuenta, lo estamos haciendo hoy, de que se acaban los bosques, se agotan los mares, se extinguen las especies. Tal como debieron plantearse los indígenas de Rapa Nui, nos preguntamos, en el siglo XXI, que pasará cuando los recursos se acaben, igual que ellos, esperamos tal vez un milagro, cualquier milagro, en lugar de reaccionar. Pero el milagro, que no ocurrió en su momento en Rapa Nui, probablemente tampoco ocurrirá ahora en la isla Tierra. Es el momento, pues, de tomarnos el problema en serio y actuar en consecuencia.”

Del gran libro “Vida. La naturaleza en peligro” de Miguel Delibes de Castro. Es un libro que todos deberíamos leer, tener y pasar a nuestros conocidos.
Una maravilla.

Saludos!

La Modularidad de las Gaviotas


Muchos de los experimentos famosos realizados en etología animal confirman y amplían el principio de la modularidad. Este concepto se refiere a fragmentar la complejidad en unidades disociables, diseñados y coordinados de forma inextricable para operar de un modo óptimo. Y como ahora veréis, tiene muchísima importancia en el comportamiento animal (incluido el nuestro) y en la evolución.

Hay un trabajo que ya es un clásico y que seguramente conocéis todos, pero que no está de más recordarlo y darle otro enfoque. Niko Tinbergen elaboró un trabajo sobre la demanda de alimento por parte de las gaviotas (Larus sp.) recién salidas del huevo (en el libro The Herring Gull´s World). Los recién nacidos picotean enérgicamente el pico de sus progenitores, apuntando en apariencia la mancha roja que se halla cerca del extremo de la mandíbula. Si una cría ejerce el contacto adecuado, el padre regurgita una porción de comida y el bebé gaviota disfruta de su primer banquete.

Ahora bien, ¿qué es lo que inspira el comportamiento de picoteo? El polluelo no tiene ningún conocimiento consciente acerca de una posible recompensa. Nunca ha comido con anterioridad, y no puede saber lo que un golpe en el pico de su progenitor va a proporcionarle. Es un comportamiento innato y no aprendido.

¿Hacia qué dirige la cría los picotazos? En principio se puede conjeturar que la forma entera del progenitor constituye una diana óptima, es una imagen completa y tridimensional provista de los gestos y olores adecuados. Pero visto con más profundidad el polluelo jamás ha visto un pájaro. ¿Es posible que su cerebro, virgen de imágenes, retenga de forma innata las complejidades de la forma parental en su conjunto?¿No resultaría más rápido o sencillo que el polluelo respondiera sólo a uno o a unos pocos detalles abstractos, es decir, a módulos independizados de la morfología global?

Las gaviotas recién nacidas dirigen sus picoteos con preferencia a objetos largos y delgados, a cosas rojas, y a regiones provistas de acusados contrastes de color. Un efecto de esta modularidad simplificada es que golpean la mancha situada en el extremo del pico paterno (la única zona roja en el extremo e un objeto de un objeto largo, en una región de fuerte contraste de color con el amarillo circundante). La totalidad puede resultar demasiado rica y superar la capacidad cognitiva de un polluelo, pero cualquier objeto complejo puede ser descompuesto en elementos más simples y después reconstruido. Cualquier estructura compleja en proceso de desarrollo (ya sea el crecimiento cognitivo de un individuo o la evolución de un linaje) puede requerir este principio de construcción a partir de módulos.

Tinbergen pensó que si las gaviotas recién nacidas se sienten atraídas por las abstracciones el podría construir una “supergaviota”, un modelo con los rasgos clave exagerados. Esta versión “mejorada” debería atraer a la atención del pollo más que los propios padres. Y la idea dio sus frutos cuando las gaviotas mostraron preferencia por los diversos monigotes marcadamente artificiales antes que por las verdaderas aves. Los palos más estrechos y largos que el pico verdadero, o los mosaicos de color de contrastes más intensos que la verdadera mancha roja del pico, despertaron más interés en forma de picotazos que la cabeza de una gaviota. Este estimulo definido como “Supernormal” es una exageración artificial que despierta más interés o respuesta que el propio rasgo en cuestión.

Muchos animales se sirven del principio modular de estímulos supernormales, para obtener ventaja sobre otros animales. En el ejemplo clásico, los cucos (Cuculus canorus) subvierten en su beneficio la propensión de sus patrones a alimentar a cualquier polluelo que, en el nido, chille más fuerte, se levante más o abra el pico con más vehemencia. La madre cuco como ya sabéis pone un huevo en el nido de otro pájaro, y es una cuidadosa imitación indistinguible de los del propio anfitrión. Pero el polluelo del cuco rápidamente empieza a aventajar en crecimiento a sus compañeros de nido, e incluso los golpea y los expulsa de aquel. El inconsciente anfitrión adulto, engañado por los estímulos supernormales del enorme y chillón polluelo de cuco, sigue alimentando al “usurpador”.

Como es obvio, los estímulos supernormales no existirían si la modularidad no determinara a menudo la percepción correcta de las totalidades. Así, los anfitriones adultos pueden reconocer a sus propios pequeños y rechazar al cuco y los pollos de gaviota pueden picotear el pico paterno que los alimenta en lugar de imitaciones de cartón con los rasgos exagerados.

Y los hombres tampoco nos libramos de este principio de modularidad: la industria de la moda no ignora lo voluntariosa y pusilánime que puede ser nuestra respuesta a una abundancia de estímulos supernormales. Hay muchos ejemplos clásicos, como la gente que puede multiplicar mentalmente cifras enormes pero no son muy listas, o jugadores de ajedrez magníficos que sin embargo tienen un intelecto muy limitado, o accidentes de tráfico que dejan a personas sin una capacidad concreta, como pronunciar vocales...Mozart era sobresaliente en la música pero una persona normal en muchos otros sentidos. El genio no es integral, sino que resulta de las hipertrofias de módulos concretos. El cerebro realiza un enorme trabajo mediante la compleja coordinación entre sus partes, pero sabemos también que ciertos comportamiento s y aptitudes corresponden a regiones concretas del cerebro.

Saludos!
Alberto