21 enero 2007

El Cambio Climático y el Efecto Invernadero.

Estamos en un invierno anormal, con temperaturas propias de época primaveral. Parece indudable que el cambio del clima ha dejado de ser una conjetura para convertirse en una evidencia. Ya no es momento de teorizar sobre la amenaza, puesto que al amenaza se ha hecho realidad. El año más cálido registrado fue 1998, seguido de 2002 y 2003. La media mundial ha aumentado casi 0,7 grados en el último siglo; es un cambio importante y, sobre todo, muy rápido. La subida de la temperatura en España ha sido superior a esta media, entre 1971 y 2000 la temperatura media anual ha aumentado en más de 1,5 grados. Estamos asistiendo a una verdadera desertización del país. El riesgo de incendios forestales es ahora más alto que antes, así como su dificultad para apagarlos.

El efecto invernadero consiste en que de manera natural la tierra es un gigantesco invernadero. De otra manera no podríamos vivir. La energía que recibe la Tierra desde el sol en forma de radiación electromagnética, que percibimos como luz y calor, y parte de esta energía la refleja la Tierra, devolviéndola al espacio exterior en forma de radiación infrarroja. Como resultado de este balance entre la energía recibida y reflejada tenemos la temperatura de la superficie terrestre. Pero una parte de esta energía reexpedida por la Tierra no se escapa directamente al espacio, sino que es retenida por algunos gases que forman parte de la atmósfera. Los gases se calientan y envían de nuevo la energía hacia la superficie de la Tierra, que a su vez absorbe parte y devuelve otra, originándose un ciclo. Las cantidades que entran y salen terminan siendo iguales (sino la Tierra se calentaría indefinidamente) se alcanza un equilibrio térmico a mayor temperatura de la que correspondería sin esos gases. El principal gas invernadero es el vapor de agua, y después el dióxido de carbono (CO2), el metano, el óxido nitroso y el ozono. El vapor de agua preocupa menos ya que el tiempo de vida media es muy corto, pero el CO2 permanece en la atmósfera cien años o más, lo que significa que seguiremos pagando las consecuencias de las emisiones del último siglo, incluso si ahora mismo dejáramos de emitir este gas.

Muchas de nuestras acciones incrementan las proporciones de CO2 en la atmósfera. Al acabar con los bosques tanto en el pasado como en la actualidad, todo el carbono retenido por la vegetación como biomasa, y en parte por el suelo, es liberado en forma de CO2 y si no es asimilado de nuevo incrementa el efecto invernadero. Con la revolución industrial y el consiguiente consumo masivo de combustibles fósiles se agravó el problema. Quemar carbón, petróleo o gasolina no es muy diferente de quemar árboles u otros seres vivos fosilizados, y en todo caso el efecto es el mismo: carbono previamente retenido es liberado en grandes cantidades en forma de CO2. Pero además, nuestras actividades generan más metano, más óxido nitroso y otros productos artificiales como los CFC (Clorofluorocarbonos) que tienen una enorme capacidad de retener calor, así como su conocida habilidad para destruir el ozono.


En la actualidad veinticinco millones de toneladas de CO2 son emitidas cada año a la atmósfera como resultado de la quema de combustibles fósiles, la actividad de ciertas industrias, la deforestación y el cambio en el uso del suelo. La mitad de ese CO2 se reabsorbe en la naturaleza, pero el 45% incrementa el efecto invernadero. Nunca ha habido tanto CO2 en la atmósfera, desde hace al menos 400.000 años. Y seguramente nunca, en estos cuatro mil siglos ha hecho tanto calor como el que hará dentro de unas pocas décadas. Y no hay dudas en el reparto de dudas: Solo los cambios atmosféricos debidos a la actividad humana pueden explicar los aumentos de temperatura en la Tierra detectados en el último siglo.

Los daños debidos al cambio climático son numerosos e importantes en muchos ámbitos. La subida del nivel del mar en promedio ha crecido entre 10 y 20 centímetros desde 1900; la fusión de los glaciales de las montañas, como las nieves del Kilimanjaro; la reducción del espesor de las masas de hielo en los polos, que hacen que el Polo Norte sea fácilmente navegable antes de 50 años; el incremento de lo que se ha llamado “eventos climáticos extremos”, como las olas de calor, grandes sequías o tremendas inundaciones; la decoloración y muerte de los corales; el deshielo en Alaska y Liberia del “permafrost”, el suelo permanentemente congelado, que al ablandarse hace que los edificios se caigan; y otros cambios de parecido tenor. Pero además hay otro fenómenos muy relacionados entre si y que el calentamiento global agrava, como la desertización y la escasez de agua dulce. Estas amenazas, juntas o por separado, pueden poner al conjunto de la humanidad en serios apuros. España es el país con mayor riesgo de pérdida de suelo de toda Europa, y es el más grabe de los problemas ambientales que afectan a nuestro país. La escasez de agua dulce es otro de nuestros problemas, ya que gastamos más de lo que ganamos, sin pararnos a pensar que no hay que buscar más agua, sino reducir el consumo.


El clima enloquece, ya no sabemos bien qué se puede esperara, cuál es la norma, si lo normal ha dejado de ser normal. Lo excepcional, las aberraciones (olas de calor o de río, heladas tardías, lluvias catastróficas, sequías...) han dejado de serlo para entrar a formar parte de la normalidad. En el supuesto de que el nivel del mar siga subiendo, algunos estados limitados a islas con escaso relieve podrían desaparecer físicamente. Y si nos fijamos en el número de personas puede ser peor en las zonas bajas de los continentes. Si el nivel del mar sube un metro al menos cien millones de personas se verían afectadas. Al igual pasaría con los efectos del cambio climático a la salud humana. Un clima más cálido favorecería la expansión de mosquitos portadores de enfermedades restringidas a climas tropicales, afectando a millones de personas; y la proliferación de sequías e inundaciones, junto a la escasez de agua irán junto al incremento de enfermedades infecciosas.

Los esfuerzos por remediarlo empezaron en Kioto en 1997, obligando legalmente a los países industrializados a reducir un 5& sus emisiones de gases de efecto invernadero antes el año 2012. Cumpliendo Kioto no evitaremos que la Tierra se siga calentando, pero lo hará menos que si damos de lado al protocolo. Países como EEUU no firmaron el Protocolo 8argumentando que el cambio climático era “el mayor engaño de todos los tiempos”, o que no estaban claras las causas más tarde cuando era innegable). Reducir el CO2 no es tan difícil como se cree. Cada Europeo produce alrededor de 11 toneladas de CO2 al año: algo menos del 30% de la emisión corresponde a la producción y distribución de energía eléctrica; un 25% lo producen las industrias de petróleo, el cemento, la siderurgia, la cerámica y el vidrio, las químicas, el papel y otras; otro 25% de las emisiones de CO2 es por el transporte, con los desplazamientos en coche 8que emiten unos 170 gramos de CO2 por kilómetro recorrido); un 11% corresponde a la agricultura, la ganadería y los cambios de uso del suelo; el resto de las emisiones se deben a las calefacciones y otros procesos llamados “difusos”.

Las energías alternativas, aunque parezcan una solución clara, se enturbian al mezclarse con problemas sociales y económicos. El carbón no es una fuente saludable de energía, pero prescindir de el generaría un conflicto social en la minería. Otras veces, aunque las consecuencias podrían asumirse, son las empresas las que antes de disminuir los beneficios amenazan con trasladarse a países más “tolerantes”. Como ciudadanos debemos tomar conciencia del problema, mantenernos bien informados, asociarnos para exigir a nuestros gobiernos que reduzcan el calentamiento global mediante medidas eficaces, aunque nosotros tengamos que sacrificar algo, por nuestro bien y por el de las generaciones futuras.


Las medidas más eficaces para frenar el calentamiento global pasan por utilizar energías renovables (eólica, bien estudiada y sin afectar a la fauna, solar, mini centrales hidroeléctricas), mejorar la eficacia energética de los procesos industriales, favorecer el transporte público, incentivar fiscalmente a quien disminuya las emisiones (y multar a quien las aumenten), bajar la calefacción en invierno, viviendas mejor aisladas con paneles solares para calentar el agua, y muchas otras (para ver éstas y otras medidas es muy recomendable visitar la página de Movimiento clima y firmar sus manifiestos).
Miguel Delibes ha dicho: “La Tierra está muriendo, suicidando, bien amenazada por un exceso de barbitúricos, indefensa por la pérdida de la capa de ozono, agotados sus recursos, desangrada, con las venas rotas, por la ausencia de agua en sus ríos, o abrasada a lo bonzo por el calentamiento general. El cambio climático no es más que la fiebre de un planeta enfermo. Pero la Tierra no se suicida. La estamos matando.”

Estamos a tiempo de actuar, hay que informar de lo que está pasando a todo el mundo para actuar, hay que ser consciente del problema y de su trascendencia. Hay que aumentar la información y la educación. El futuro no está escrito. Debemos seguir luchando. Como dijo Margot Wallström, comisaria Europea de Medio Ambiente, cuando se llegó a un acuerdo de mínimos para que Kioto siguiera adelante, en la reunión sobre el clima de Bonn en el 2001 (a pesar de los intentos de boicot por parte de la delegación americana): ”Estamos cansados pero felices; creo que podremos volver a casa y mirar a nuestros hijos a la cara.”


Saludos

6 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo con todo y en especial en que el cambio climático es el principal problema que debemos tratar y debemos exigir medidas a nuestros politicos. La tierra es fragil y con nuestras acciones estamos agotandola y matandola.

Y no hay que perder de vista que de los paises que firmaron Kyoto pocos cumplen los requisitos y muy pocos van a ser capaces de hacerlo en el poco tiempo que queda.

Hay que convencer a la gente de que el cambio empieza en sus casas, cambiando levemente sus costumbres, y posteriormente exigiendo a los responsables de las principales emisiones que tomen todas las medidas necesarias para reducirlas.

Somos responsables de este cambio y debmos tomar medidas para solucionarlo.

Alberto dijo...

Tal cual, has dado en el clavo, en todo. Pero recuerda que la Tierra no es tan frágil, al fin y al cabo, este es un problema que nos afecta a nosotros, a los seres humanos. No podremos acabar con la vida en la tierra por mucho que lo intentemos. Como dijo Stephen Jay Gould, las bacterias estrán auqi hagamos lo que hagamos. Así que cuando se lucha por la solución al cambio climático que todos recuerden que es una lucha por nuestra propia supervivencia.

Y que se cumpla Kioto, va a ser una empresa dificil, pero no imposible. Además, hay que ver a Kioto como la muestra de que para caminar lo más difícil es comenzar a andar. Y Kioto es el arranque de la lucha.

Muchas gracias por el comentario!
Saludos

Anónimo dijo...

Para solucionar el efecto invernadero habría que, entre otras medidas, poner un pañal a las vacas. ¿Alguien ha visto el humillo que sale de una caca de vaca recién puesta? Eso debe ser malo de pelotas. Y como la pises, se hace una pandemia fijo. Eso sin contar con lo que resbalan las muy xxpxpxpx.
Y ale, la culpa a los de siempre, a los coches. Ya me diréis como vais vosotros de un lado para otro. ¿En burro? Y una leche. No tengamos doble moral, lo que hacemos y lo que deberíamos hacer. Es como el pavo ese que escribió un libro sobre cómo dejar de fumar y murió de cáncer de pulmón fumando más que un carretero.
Movilización, sí, proteger el medio ambiente, sí, pero ante todo coherencia. La ecología está de moda, pero no vale la opinión (que como decía Paltón es el camino intermedio entre el conicmiento y la ignorancia) sino medidas concretas, y lo mismo que hay un carné por puntos para el tráfico, que multen a los que contaminan más. ¿Quién tendrá pelotas de meterse con las petroleras, las cementeras, las navieras...? NADIE. Ya lo veréis.

Fdo. El pocero.

Anónimo dijo...

Pues si las vacas te parecen que sueltan mucho metano tenfrías que ver a cabras, ovejas y termitas. Si, termitas, aunque parezca mentira, son unas productoras de metano escepcionales.

Y con lo de los coches, verás, el problemilla es que cada vez se abusa más del coche, cuando se nos quedó pequeña la M-30, pues la M-40, después la M-45, y que no falte la M-50, y pronto querremos más emes. Con lo del aparcamiento igual, nos quejamos si faltan plazas de aparcamiento, pues que hagan más. El probelma es que en vez de pensar que construyan más no pensamos que si se redujera un poco la utilización de coches, no habría que consruir tanta carretera ni tanto parking. No pensamos que en ciudad se puede ir en bici (el resto de paises de Europa, más en el norte, pasan más frío y van en bici), en moto (que consume menos que esos todocaminos monstruosos) o en transporte público, que nadie le va a dar una triquiñosis por pillar el autobús.

Medidas concretas, pues hay muchas y buenas, pero las desarrolla el gobierno, así que a nosotros los ciudadanos de a pie nos queda ser los que lo elegimos y quienes lo presiona para hacer algo. Reunirse, protestar, presionar, etc. es lo que debemos hacer. Propuestas hay, pero no iniciativa. Energía limpia, recursos renovables..todo eso tan de moda como dices. No es que esté de moda, es que nos estamos dando cuenta a base de "collejas" que algo va mal. Todos vamos en un avión (el planeta) en el que tenemos un problema grave, nos estamos quedando sin combustible (el cambio climático). Pero a la vez tenemos un problema pequeño, se nos están callendo los remaches (extinción de especies). Cuando el problema pequeño supere al grande por cantidad nos veremos en serios apuros. Pero dar la voz de alarma demasiado dramatista puede ser contraproducente ("total, si ya no se puede hacer nada....") y darla demasiado felizmente también ("si no es para tanto, mejor no hacer nada"). A mi me queda una sensación agridulce al explicar esto. Se puede hacer mucho. No es una opinión, es una realidad. Pero hay que verlo, actuar y no esperar que las cosas se arreglen solas, como siempre hacemos. El problema es muy gordo. Y nos afecta a todos, que nos quede claro.

Saludos y gracias por comentarlo!

Alberto

Logi dijo...

Umm el año mas caluroso no fue 1998, sino 1934 :S.

http://especiales.barrapunto.com/article.pl?sid=07/08/10/1814221&tid=15

Anónimo dijo...

Hola.

Soy Gonzalo.

Les vengo a pedir ayuda para poder difundir lo mas posible mi blog sobre el calmbio climático
Hasta hace poco hice circular por internet una reflexión sobre el calentamiento global dejandola en los blogs que trataran sobre el tema o que estuviesen relacionados al medio ambiente.
Pero ahora he creado mi propio blog.
Denle un vistazo a mi blog y si les interesa y les gusta, por favor les pido que me ayuden.
Esto de los blogs es muy reciente para mi

Aca esta mi dirección de blog:

http://elgranretodelsiglo.blogspot.com/


Por favor mirenlo aunque sea primero.


desde ya muchas gracias.

Un gran saludo.